viernes, 20 de diciembre de 2013

De las cosas bellas



Escribo ahora, porque cada año, después de comer las uvas, me siento delante de este blog buscando qué decir, y nunca digo nada, pues nada es suficientemente bonito, esperanzador o positivo, nada digno de ser escrito el primer minuto del año. Ni siquiera encuentro las palabras para definir ese sentimiento de amargura que me invade al pensar que algo acaba. Y nada acaba en realidad, nada que podamos tocar, solo esa idea del tiempo fabricada. No acaba el invierno, pero nosotros ya estamos pensando en cambiarlo todo, vestidos con ese inconformismo contagioso de final de año que nos insta a volver a empezar, como si realmente fuéramos a hacerlo.
Así que hoy, me siento aquí, como si fueran las 00.03 del día 1 de enero, para decir que este año ha sido mejor de lo que podía esperar. Que me recompongo con frecuencia y muchas veces soy feliz, aunque nunca me atreva a hablar de las cosas bellas.

2 comentarios:

Charo... dijo...

Me alegra volver a v(le)erte. Feliz año, sin cambios innecesarios, sólo más sonrisas.

Ruben dijo...

:)