martes, 26 de abril de 2011

anhelo


Quiero que me digas, Lucía, he leído eso que escribiste y no lo entiendo, o lo entiendo, o ¿por qué? o que me des un beso que me lo haga saber, aunque sea muy despistada, y no me de cuenta.
El corazón y el alma deberían convivir, pero rara vez lo hacen. Una vez probé solo con el alma y puedo asegurar, que no es suficiente que dos pensamientos se entiendan profundamente, si el corazón no bombea con fuerza. Ahora que tengo el corazón más lleno que nunca, el alma se me escapa a donde siempre acostumbró: a las islas, a la vida y a la muerte, a la poesía...a las verdaderas cosas. Querría compartirlas contigo, porque es lo más real que tengo, mucho más que mis manos y mis ojos y que las cosas que cuento. Pero no puedo, porque aquí conviven los sentimientos, pero no los pensamientos.