jueves, 22 de diciembre de 2011

Lo supe

Con la aterradora claridad

Con la que encuentras la vida

Con la que ves

Como se van los días

con dolor

Caminando de espaldas.

Supe que eras el que no tenía rostro

En aquel sueño

Tan real

Porque también a ti y a mí

Nos envolvieron las paredes

Rojas y desconchadas

Y la niebla

Húmeda

De aquella selva o ciudad

De ningún sitio

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Odio el mal tiempo
de mi cuerpo
a todas horas.
Esa nube
de tristeza
en el estómago,
el calor enfermizo
de mi frente
y el desgarrador
frío
de la piel que está
ahora tan lejos
de tus manos.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Estoy dispuesta a que todo se acabe, ahora. Y que vuelva a empezar, como en el eterno retorno. Y de repente, un día cerca del final (que no es el final, porque todo vuelve a comenzar) darme cuenta de que volverá la luz naranja, mis ojos azules de cuando era niña y todos los abrazos que ahora me faltan. No tendré esperanza, solo el convencimiento de que vendrá la felicidad ya vivida, sin sobresaltos, sin sorpresas. Cada ciclo de vida con menos tristeza, pues todo lo esperaré. Todo pasará...

lunes, 12 de septiembre de 2011

fuimos todo


Sé que fuimos

los más dichosos

y los más valientes.

Supimos medir las horas

con la inexactitud

precisa

e irremediable

de la felicidad,

con los labios

siempre mojados

de recuerdos.

Con los corazones

al rojo vivo

y las manos

latiendo.

Siempre he sabido

que fuimos todo

y todo

lo que quisimos

ser.

viernes, 26 de agosto de 2011

El espejismo


Alguien me dijo que se había ido
fuera de la ciudad. Y volví a verla
cuando no estaba ya. Volví a entregarme
al dolor de sentir su lejanía
y a la añoranza de sus movimientos.
Volvió a decirme en sueños que me amaba
y a protagonizar mis pesadillas.
Volví a verla denuda entre mis brazos.
Volví a verme desnudo entre los suyos.



Luis Alberto de Cuenca

miércoles, 24 de agosto de 2011

Hacer de la memoria
la miel más dulce,
apretarme en el corazón
el recuerdo que se escapa del azúcar
y pensar en todo
lo que fuimos:
todo,
sin que duela.

jueves, 11 de agosto de 2011



Lo mío es echar de menos. Ojalá me pagasen por ello, no sabría que hacer con tanto dinero. A tí, a mí, a ella. Nos echo de menos. Si pudieseis volver, ser lo que éramos.

martes, 2 de agosto de 2011

los barquitos de madera no pueden salir por el cuello de la botella, no es tan sencillo.

sábado, 23 de julio de 2011

martes, 24 de mayo de 2011


Espero a llegar a mi habitación. Cierro la puerta. Me desmorono, un poquito todos los días.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Abrazarte



Cuando me dijeron que te habías marchado
Adonde no se vuelve
Lo primero que lamenté fue no haberte abrazado más veces
Muchas más
Muchas más veces muchas más
La muerte te llevó y me dejó
Tan solo
Tan solo
Tan muerto yo también
Es curioso,
Cuando se pierde alguien del círculo de poder
Que nos-ata-a-la vida,
Ese redondel donde sólo caben cuatro,
Ese redondel,
Nos atacan reproches (vanos)
Alegrías
Del teatro
Que es guarida
Para hermanos
Y una pena pena que no cabe dentro
De uno
Y una pena pena que nos ahoga
Es curioso,
Cuando tu vida se transforma en antes y después de,
Por fuera pareces el mismo
Por dentro te partes en dos
Y una de ellas
Y una de ellas
Se esconde dormida en tu pecho
En tu pecho
Como lecho
Y es para siempre jamás
No va más
En la vida
Querida
La vida
Qué tristeza no poder
Envejecer
Contigo.



Marinetti

martes, 26 de abril de 2011

anhelo


Quiero que me digas, Lucía, he leído eso que escribiste y no lo entiendo, o lo entiendo, o ¿por qué? o que me des un beso que me lo haga saber, aunque sea muy despistada, y no me de cuenta.
El corazón y el alma deberían convivir, pero rara vez lo hacen. Una vez probé solo con el alma y puedo asegurar, que no es suficiente que dos pensamientos se entiendan profundamente, si el corazón no bombea con fuerza. Ahora que tengo el corazón más lleno que nunca, el alma se me escapa a donde siempre acostumbró: a las islas, a la vida y a la muerte, a la poesía...a las verdaderas cosas. Querría compartirlas contigo, porque es lo más real que tengo, mucho más que mis manos y mis ojos y que las cosas que cuento. Pero no puedo, porque aquí conviven los sentimientos, pero no los pensamientos.