martes, 20 de enero de 2009

en mi techo de cristal.








Algunos días de invierno, como hoy, caen cristales sobre techos de cristal.


Entonces la gente lo repite una y otra vez como si fuese una cosa extraordinaria, irrepetible....única. Lo gritan con brillo en los ojos adultos y niños, incluso cuando hace un momento, maldecían la ventisca y sus inapropiados zapatos.


Cuando esto sucede, todo se calma... se congela el tiempo, y hasta la respiración. No importa el frío. Todo se impregna del mismo color, puro y limpio y luego, se desvanece.


Seguramente el amor, sea como la nieve... la gente sonríe, grita, maldice... todo se calma, te atrapa...y muere.

2 comentarios:

kleurrijke dica. dijo...

buen símil lo del amor y la nieve
ahora por fin entiendo entonces por que odio la nieve.



dele (L)

Sergio dijo...

La verdad es que yo siempre habia visto el amor mas bien parecido al fuego, que puede hacer daño si no se controla y que para que no se extinga hay que cuidarlo. Pero la nieve también se parece =)